Aunque el Internet de las Cosas (IoT) ha abierto un amplio abanico de posibilidades tecnológicas, la falta de conocimiento sobre sus implicaciones y aplicaciones puede derivar en consecuencias no deseadas.
El IoT, siglas de Internet of Things (Internet de las Cosas), es una tecnología que permite la interconexión de dispositivos, facilitando la comunicación entre ellos y el servicio en la nube en el que operan.
Actualmente, el término IoT abarca una amplia variedad de dispositivos, que incluyen vehículos autónomos, altavoces, refrigeradores, lámparas, wearables, monitores de calidad del aire, purificadores, lavadoras, televisores, hornos, aspiradoras e incluso cepillos de dientes.
De hecho, cualquier dispositivo que pueda conectarse a Internet e intercambiar datos con otros sistemas y dispositivos puede considerarse parte del ecosistema IoT.
Si bien el concepto de IoT se extiende mucho más allá del hogar, esta guía se centrará en los dispositivos IoT domésticos y sus implicaciones para el propietario de una vivienda.
En el mercado de consumo, el término IoT se asocia frecuentemente con los productos de hogares inteligentes. La conveniencia de tener electrodomésticos interconectados es inmensa, ya que un ecosistema bien configurado puede ahorrar mucho tiempo y esfuerzo en tareas rutinarias.
Controlar las luces, la temperatura del hogar, precalentar el horno, encender el auto o reproducir música sin levantarse del sofá (incluso desde fuera de casa) resulta de mucha utilidad y sumamente atractivo.
Si a esto le sumamos la automatización, hasta los más escépticos podrían sorprenderse. Además de ahorrar tiempo y esfuerzo, un ecosistema IoT bien optimizado puede reducir el consumo de energía, adaptando su uso automáticamente en función de escenarios predefinidos.
Por último, el IoT ha demostrado ser especialmente útil en hogares donde residen personas mayores o con discapacidades, ya que facilita el acceso a controles por voz, sistemas de alerta, características de seguridad y monitores de salud, mejorando significativamente su calidad de vida.
A pesar de sus innegables ventajas, el IoT también introduce y nos expone a nuevas amenazas digitales.
En un mundo donde ni siquiera los sistemas desconectados de Internet (air-gapped) son completamente seguros, los ecosistemas IoT pueden convertirse rápidamente en un punto vulnerable.
Incluso un hogar sin dispositivos IoT puede ser víctima de ataques, ya que cualquier dispositivo conectado a Internet puede convertirse en un punto de acceso para los ciberdelincuentes.
Por lo tanto, los hogares con múltiples dispositivos IoT están expuestos a un mayor riesgo, proporcional al número de dispositivos conectados a Internet en su red.
Si bien la conexión a Internet es el denominador común en los ataques a dispositivos IoT, existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir ciberataques, entre ellos:
La mayoría de los dispositivos IoT se envían con configuraciones predeterminadas para facilitar la instalación.
Por lo general, el usuario solo necesita conectar el dispositivo a la corriente eléctrica, usar una aplicación para conectarlo a Internet y añadirlo a su ecosistema IoT.
Sin embargo, estas configuraciones predeterminadas pueden ser inseguras. En algunos casos, nombres de red y contraseñas estándar pueden encontrarse en manuales en línea, permitiendo que un ciberdelincuente acceda fácilmente al dispositivo.
Si bien la mayoría de los dispositivos IoT actuales requieren una contraseña para configurarse, algunos carecen de cifrado adecuado, lo que los hace vulnerables.
Aunque algunos fabricantes incluyen restricciones que obligan a los usuarios a establecer una contraseña segura, otros no advierten sobre los riesgos de operar un dispositivo sin protección.
Los dispositivos tecnológicos tienen un "ciclo de vida" durante el cual los fabricantes lanzan actualizaciones de seguridad periódicas.
Sin embargo, cuando alcanzan el estado EOS, dejan de recibir soporte, lo que los convierte en puntos débiles dentro de un ecosistema IoT.
Aunque reemplazar dispositivos antiguos puede representar un gasto considerable, es una inversión que puede evitar ciberataques devastadores.
No actualizar el firmware de un dispositivo puede exponerlo a vulnerabilidades que han sido identificadas y corregidas en versiones más recientes.
Aunque muchos dispositivos IoT tienen actualizaciones automáticas, algunos requieren que el usuario autorice la instalación manualmente.
Por esta razón, es recomendable verificar periódicamente que el dispositivo tenga la última versión de firmware instalada.
Optar por dispositivos de marcas desconocidas o muy económicas puede exponer a los usuarios a múltiples riesgos de seguridad.
Actualmente, el mercado en línea está inundado de imitaciones de productos populares, que pueden parecer una opción atractiva por su bajo precio.
Sin embargo, esto suele implicar que la seguridad del dispositivo es deficiente. En algunos casos, los fabricantes incorporan puertas traseras intencionadas, permitiendo que actores maliciosos accedan a ellos.
Comprar productos de marcas reconocidas y de confianza puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un ciberataque.
Si bien el IoT ofrece numerosos beneficios, plantea también grandes desafíos de seguridad.
Configurar correctamente un ecosistema IoT con productos seguros y de confianza puede ahorrarte muchos problemas en tu día a día.
Sin embargo, descuidar la seguridad de estos dispositivos puede abrir la puerta a ciberataques, ya que los ciberdelincuentes pueden explotar cualquier dispositivo vulnerable para comprometer toda tu red doméstica.
El Internet de las Cosas (IoT) se divide en cuatro grandes categorías:
La arquitectura del IoT funciona en 7 capas fundamentales:
Un framework de IoT es un conjunto de herramientas, protocolos y estándares que facilitan la desarrollo e implementación de productos y aplicaciones IoT.
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Vlad's love for technology and writing created rich soil for his interest in cybersecurity to sprout into a full-on passion. Before becoming a Security Analyst, he covered tech and security topics.
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