Muchos de nosotros usamos huellas dactilares o reconocimiento facial en nuestra vida diaria, ya sea para desbloquear nuestros teléfonos, autorizar transacciones bancarias, acceder a áreas seguras en el trabajo o al pasar por la aduana en el aeropuerto.
La comodidad es real, pero también lo son los riesgos si tus datos biométricos caen en manos equivocadas.
¿Qué son los datos biométricos?
Los datos biométricos son aquellos que incluyen cualquier información sobre tus rasgos físicos o de comportamiento que se puedan usar para identificarte. Estas características, únicas para cada persona, pueden incluir:
- Huella dactilar (como cuando desbloqueas tu teléfono)
- Rasgos faciales (por ejemplo, escaneo facial para controles de seguridad o para desbloquear tu teléfono)
- Voz (los asistentes de voz pueden reconocer quién está hablando)
- Ojos (escáneres de iris o retina)
- Forma de caminar (algunos sistemas de seguridad pueden reconocer esto también)
¿Por qué las empresas recopilan datos biométricos?
Para las empresas, recopilar datos biométricos puede mejorar la seguridad, la experiencia del usuario y cumplir con requisitos normativos. Por ejemplo, los datos biométricos son más difíciles de falsificar que una contraseña o PIN, agregando una capa adicional de seguridad para acceder a información delicada o ubicaciones donde la verificación de identidad requiere métodos más rigurosos que un simple control de identificación.
¿Por qué los actores maliciosos quieren tus datos biométricos?
Los ciberdelincuentes buscan datos biométricos porque están íntimamente ligados a tu identidad y, a diferencia de una contraseña, no pueden cambiarse. Armados con esta información, los criminales obtienen un acceso poderoso al mundo digital y físico de una persona.
Aquí algunos ejemplos de los peligros de las brechas de datos que involucran información biométrica
- Estás expuesto de forma permanente, sin un botón de reinicio mágico. Si un hacker roba tus datos de huella dactilar, no puedes “actualizar” tu huella como harías con una contraseña. Eso significa que quedas vulnerable por el resto de tu vida si los datos robados se distribuyen o venden.
- Tienes más probabilidades de sufrir robo de identidad y fraude. Los criminales pueden usar tus datos biométricos para hacerse pasar por ti—ya sea para acceder a tu lugar de trabajo seguro o engañar aplicaciones de pago que dependen de reconocimiento facial o de huellas dactilares.
- Tus datos pueden usarse para rastreo y vigilancia. Si alguien tiene acceso a una gran base de datos biométricos, potencialmente puede rastrear dónde apareces. Por ejemplo, las cámaras de reconocimiento facial en espacios públicos podrían usarse para seguir tus movimientos. Además, los datos podrían venderse a terceros que los utilicen para marketing intrusivo o formas más maliciosas de vigilancia.
- Podrías recibir un mensaje de chantaje o extorsión. Los ciberdelincuentes podrían amenazar con divulgar públicamente tus datos biométricos o venderlos a redes criminales si no pagas un rescate.
- Tus datos biométricos pueden usarse para fraudes de deepfake.
- Clonación de voz: Si los criminales obtienen suficientes muestras de tu voz, pueden usar IA para generar audio convincente. Esto podría usarse para hacerse pasar por ti en llamadas telefónicas (por ejemplo, llamando a un banco) o para engañar a tus amigos y familiares y que transfieran dinero.
- Deepfakes de video: Aunque son más complejos, actores maliciosos sofisticados pueden usar datos faciales o de video para producir videos deepfake, lo que podría dañar tu reputación o permitir nuevas formas de fraude.
Cómo proteger tus datos biométricos
- Usa dispositivos y aplicaciones de confianza. Las empresas tecnológicas reconocidas suelen tener estándares de seguridad más altos. Las marcas baratas o desconocidas podrían escatimar en protección de datos. No olvides revisar siempre las políticas de privacidad cuando descargues una aplicación o utilices un servicio que requiera tus datos biométricos. Verifica qué hacen con tus datos, cuánto tiempo los almacenan y si los comparten con terceros.
- Almacena tus datos biométricos localmente siempre que sea posible, para evitar riesgos asociados con posibles brechas de seguridad en el almacenamiento en la nube.
- Activa la autenticación de múltiples factores (MFA). Si es posible, añade otra capa, como un PIN, contraseña o token de seguridad, además de tu huella dactilar o reconocimiento facial. Con MFA, incluso si tus datos biométricos se ven comprometidos, el atacante necesitará otra credencial para acceder a tu cuenta.
- Mantén tus dispositivos actualizados. Las actualizaciones de software a menudo corrigen vulnerabilidades recientemente descubiertas que los hackers podrían explotar. Acostúmbrate a instalar las actualizaciones tan pronto estén disponibles.
- Usa una solución de seguridad en tus dispositivos para detectar actividad sospechosa y malware diseñado para capturar o transmitir tus datos biométricos.
- Ten cuidado con los filtros y aplicaciones de redes sociales. Muchas aplicaciones usan funciones de reconocimiento facial para agregar efectos a tus selfies. Verifica si almacenan o comparten tu información facial.
- Conoce tus derechos.
- Derecho a eliminar: Bajo el RGPD en Europa, puedes solicitar a las empresas que eliminen tus datos.
- Leyes de biometría: Algunos estados de EE.UU., como Illinois, tienen leyes (como BIPA) que regulan estrictamente cómo las empresas recopilan y almacenan datos biométricos.
- Si te piden usar datos biométricos en el trabajo o en un proveedor de servicios, no temas preguntar dónde se almacenan y quién tiene acceso a ellos.
- Mantente alerta y monitorea. Si de repente no puedes iniciar sesión en una cuenta o recibes alertas de intentos de inicio de sesión sospechosos, actúa rápido. Cambia las contraseñas o PIN asociados con esa cuenta.
- Utiliza servicios de protección de identidad. Aunque no pueden proteger directamente tus datos biométricos, pueden alertarte si tu información personal se expone en una brecha de datos, incluidas aquellas que involucran datos biométricos.
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